13 dic 2010

¿Quién tiene fuego?


Un recreíto para las palabras... porque, si pudieramos comunicar nuestros pensamientos a la perfección con imágenes, seguro estarían de más.


9 dic 2010

Cuando el problema es Jeff Beck (croniquilla)

Aburrimiento y doscientos dólares. El guitarrista inglés en el Luna Park como solución extrema ya sea por acción u omisión, o todo lo que te lleva a ir a verlo y lo que te pasa antes. Una vuelta por el bar del barrio como centro de reclutamiento y la caprichosa realidad de comprarle las entradas a un tipo por la calle. Sin dilema, no hay solución.

Una tarde de sol, un cuarto desprolijo y todo el tiempo para hacer nada. Así y todo sabía que algo estaba fallando, y estimaba la solución. “Jeff Beck, 28 de noviembre en el Luna Park”, anunciaba la falsa emoción de una la voz locutora de la Rock & Pop. Definitivamente escuchar esas seis cuerdas con furiosos efectos sería la solución. Ni siquiera pensé en donde podía estar “Bart”, solo agarré 200 dólares sobrantes que estaban preparaditos para reventarse después de comprar la notebook y salí.

El café ya me pedía por favor que no lo revuelva más, pero no faltaba tanto y River sale de la promo mañana cuando juegue Huracán. El descarado del mozo me miraba desde la barra esperando a que me pida otro. Si ya sabe que vengo todos los condenados domingos, y a veces sábados, a ver el partido, me pido un café y nada más. La gente no pierde las esperanzas.

Llegué al bar en 5 minutos, está a 10 cuadras de casa, uno de los mejores lugares en Ramos Mejía para ver los partidos. Apenas crucé la puerta estaba Bart, en el mismo lugar de siempre, y con el mismo ademán de revolver el cafecito sin ganas.

-Bart- le digo

-Eh, ¿qué hacés querido?, vení sentate que falta un tiempo todavía-

-no no, pagá que nos vamos a ver a Beck-

-¡¿Qué?!, no olvidate. No tengo un peso- dijo cabizbajo con ojos lastimosamente ensayados

-No necesitas un peso, dale vení que te debo una-

-No, no yo estaba tranquilo acá mirando el partido…-

-Bueno-lo interrumpo- yo me voy. ¿Venís?-

No había tanta gente como yo me esperaba y en realidad era lógico. A fin de mes, y con la invasión de bandas internacionales que llegaron en esta última parte del año, no se cuantas personas tienen los 190 pesos y las ganas de irse un domingo a esta hora para el centro.

La cola para sacar las entradas era abrumadora y justo cuando iba a comentárselo a Bart, se acerca en actitud cómplice un pelado de metro ochenta y 120 kilos.

-¿Querés entradas?, comprámelas a mí- dijo con cierto dejo amenazante en la mirada

-¿A cuánto las estás vendiendo?, mirá que tengo dólares- le advertí

El pelado se dio vuelta, hizo un ademán con la cabeza y gritó: “¡¡¡Ernestooo!!!”. Al instante se acercó otro individuo igual de enorme pero con pelo. Ambos tenían una remera que al frente decía: “Jeff Beck, Luna Park” y atrás: “Staff”.

El tal Ernesto sacó una pelota de tenis hecha de billetes, y antes de que prepare el cambio para darme lo interrumpí:

-Esperá, ¿entro con esto que me vas a dar?-

La respuesta del pelado fue tan violenta que me convenció: “¿Qué querés, que te acompañe hasta la puerta?”

Finalmente, pasamos sin problemas, e incluso, como el teatro estaba a medio llenar pudimos estar en las ubicaciones de 400 pesos. Esas satisfacciones que le da a uno saber que por más que pagó de menos, disfruta de más.

El último tema que tocó fue la ópera Nessun Dorma (esa de la publicidad vieja de seguros) en su versión de guitarras descontroladas. Cuando terminó y cesaron los aplausos grité: “¡¡Yo no vine a ver ópera Beck, quiero blues!!”. La gente alrededor se moría de risa. “¿Tan difícil es pensar que no era un chiste?, el problema seguía allí.


(Anécdota apropiada de un tal Marce)